domingo, 23 de marzo de 2014

Si quieres; puedes

Quería haber publicado esta entrada el 19 de marzo, pero por falta de tiempo la publico hoy. Un día cualquiera, de un mes cualquiera, al fin y al cabo esta entrada se la dedico a mi padre y para mí todos son sus días!

Toda mi vida he escuchado sus palabras con atención, procuraba que mis errores no fueran los mismos que los suyos. Mi padre ha vivido muchas experiencias a lo largo de su vida y para mí es como las raíces a un árbol. Me ha nutrido con sus batallas, he aprendido de sus acciones y ha influido en mi personalidad de tal manera que hoy no sería la que conocéis si no fuera por su buen hacer como padre.

De todos sus consejos el que más me ha ayudado y el que me seguirá impulsando cada día es la tan manida pero cierta frase de "si quieres; puedes".

Nunca destaqué en nada en particular, si alguien me recuerda en el colegio es por mi habilidad para hablar sin parar. Quizás si hubieran orientado mejor a mis padres ahora hubiera sido periodista, escritora, o presentadora de Sálvame de Luxe, vaya usted a saber. Pero lo que si me ha permitido vivir tantas experiencias es la certeza que mi padre me inculcó desde que tengo uso de razón.

Por ello esta entrada es para darle las gracias, se que estarás leyendo estas líneas así que aunque ya lo sabes porque te lo digo siempre; gracias por haberme ayudado en los peores momentos creyendo en mi.

Estas semanas he vivido momentos maravillosos junto a familia, amigos y compañeros. En ocasiones aún siento que han formado parte de un bonito sueño, y cuando me doy cuenta de que son recuerdos reales no puedo hacer otra cosa que emocionarme y agradecer a todas y cada una de las personas que habéis hecho posible que sucedieran.

En estos días recibí un precioso mensaje por Facebook, una chica con muchas ganas de aprender y mejorar me decía... no se que has hecho para estar ahí. Quería que le contase como había llegado a presentar el Barbershow, a organizar la Swanky Party o la Masterclass. Me sentí abrumada, aún lo hago ya que no siento que todavía haya hecho nada significativo. No sabría responder con claves de éxito o libros de autoayuda. Solo puedo reconocer que trabajar duro y tener la suerte de estar rodeada de personas que confían en ti ha sido la única respuesta que pude dar. Por supuesto...una gran dosis de caradura lanzándome a ello sin pestañear y por ello mi mente vuelve al dichoso refranero español.

Si he de aconsejar a futuros profesionales o a los niños que me rodean sobre como encarar su futuro les diría lo mismo que mi padre me dijo a mi. Pero con un matiz, ya que hay una diferencia sustancial entre desear algo y quererlo y es ahí donde reside la clave.

Cuando deseas algo, ese sentimiento fugaz, va y viene como si del Guadiana estuviéramos hablando. Cuando quieres algo sueñas con ello, comes pensando en ello, tomas un café y hablas de ello, tus amigos y tu familia desean que dejes de hablar de ello. Cuando quieres algo inviertes toda tu energía hasta que lo consigues.

La frustración por no conseguir lo que deseamos nos aparta del verdadero motor que materializa los sueños. Meditemos sobre la diferencia entre desear y querer. Cuando sabes lo que quieres nadie te detiene.

Y esto queridos amigos ha sido el consejo de hoy.

Os dejo con las fotos de la fiesta, para mí la demostración de que mi padre siempre tuvo la razón y tardé mucho tiempo en ponerme las pilas!! Ahora toca luchar por lo que quiero!! pero eso lo dejo para otro artículo!
Un abrazo!
A seguir creando y compartiendo!


















domingo, 16 de marzo de 2014

El prestigio de una profesión


Cuando hablamos de prestigiar una profesión hablamos de trabajo duro. Conseguir que la sociedad valore un trabajo no es fácil y mucho menos si hablamos de la peluquería o la barbería.
Hablar de estos oficios implica retroceder hasta el comienzo de las civilizaciones, ya que el cuidado del cabello y de la estética tiene unas raíces muy profundas como seres humanos, pero esto lo dejaremos para otro artículo.

Lo que en mi interior quiere salir como un grito desesperado es el orgullo que siento por ser peluquera.

Escogí esta profesión a temprana edad y me apasiona. He podido formarme profesionalmente en diferentes salones, he sido asesora de belleza para una multinacional y he trabajado como formadora en una gran compañía, por lo que he tenido la suerte de visitar salones de toda la península, conocer a peluqueros con multitud de perfiles diferentes y si algo he aprendido es el esfuerzo que requiere nuestra profesión.

Admiro profundamente a todos y cada uno de los peluqueros y barberos de este país porque han sido valientes, han creado sus negocios brotando de ellos su alma y han trabajado muy duro para superar toda clase de crisis económicas y de valores que ha sufrido España. A partir de este párrafo solo utilizaré un término pero esto va también para las barberías y barberos!!

Por ello quiero pedir disculpas de antemano por si alguien se siente ofendido con las palabras que voy a escribir a continuación ya que nacen con el espíritu de construir y no de lo contrario.

Mi experiencia me ha enseñado que, por desgracia, la peluquería es el último rincón para muchas balas perdidas que no quieren estudiar. Existen empresarios que se dedican a explotar a sus empleados con horarios interminables, exigencias ilimitadas por un salario ridículo. El sistema educativo permite que obtengan el título personas que no están preparadas y a las que con un poco de ayuda económica no les importa abrir su propio salón sin otro objetivo más que el de reventar precios y ofrecer un mal servicio.

Estos factores y alguno que otro más han favorecido a que la opinión y el valor de nuestro trabajo sea el que es.

Con ello no quiero aportar una visión pesimista del sector, pero creo que no hay más ciego que el que no quiere ver y no hablar de los problemas no nos permitirá crear soluciones.

Soy una fiel convencida de que si queremos prestigio debemos comenzar con la formación; debe ser más intensa y más estricta. Más teoría, más práctica e incluso una selección previa de los estudiantes. En la facultad de derecho no entra todo aquel que dice querer ser abogado.

A los empresarios les pediría que cuidasen a sus empleados. La mayor parte de nuevas peluquerías que he conocido han abierto las puertas debido a que no encontraron un salón donde trabajar no se asemejase tanto a la esclavitud.

Y la más importante y el motivo de este artículo; mejoremos nuestra autoestima como profesionales.
Trabajamos muchas horas bajo la responsabilidad de mantener y mejorar la imagen de nuestros clientes. 
Confían en nosotros uno de los aspectos más valiosos de sus vidas y respondemos con profesionalidad y calidad.

No somos unos ignorantes que no sabíamos qué hacer con nuestras vidas, algunos empezaron perdidos pero ahora adoran nuestra función en la sociedad y son de los mejores barberos o peluqueros que conozco, pero aquel que no ame la profesión debería finalizar su experiencia y cambiar de sector. Siento ser así de dura, pero así lo creo.

Se distinguen tan perfectamente aquellos apasionados profesionales en sus tocadores de los que ocupan un puesto para ganar algo de dinero que asusta. Y esa pasión en ocasiones se pierde por una mala gestión de los recursos personales.

El prestigio en una profesión va acompañado del factor económico, una hora en el psicólogo está a 60 euros, el doctor cobra lo que quiere en su consulta porque valora que esa debe ser su remuneración por sus conocimientos. Los mismos clientes que racanean un euro en el salón no rechistan cuando compran un iphone, se van de vacaciones o van a un restaurante. Nuestro sector se ve afectado por la continua desvalorización de nuestros servicios, una lucha a muerte por ofrecer el precio más económico. Me pregunto qué pasaría si invirtiésemos esa energía en luchar por ofrecer la mayor calidad y el mejor servicio a un precio justo.

Los tiempos han cambiado, nosotros hemos cambiado. Asistimos a constantes formaciones, invertimos dinero y tiempo en mejorar nuestra profesionalidad, buscamos los mejores productos, conocemos el cabello mejor que nadie y debemos empezar a exigir que se nos valore por ello.

Basta de permitir que los clientes dirijan nuestros salones y nuestras estrategias comerciales, es hora de coger las riendas y pegar un golpe en la mesa. Exigimos al gobierno que vuelvan al 8% y no hemos sido capaces de incrementar a nuestros clientes ese 21%; por si los perdemos. Dejemos de ver por el bolsillo de los demás, por las estrategias de los demás y comencemos de cero.

Cree en ti, en tu profesionalidad y en tu proyecto y lucha por ello. Al principio no será fácil pero a la larga tendrá sus recompensas.

Si tu cliente busca un precio económico, no te interesa, porque tú no ofreces precio! Ofreces una experiencia, tu saber hacer y tu profesionalidad. Todos sabemos cuánto cuesta que un fontanero o un mecánico pasen por nuestras vidas, no deberíamos acomplejarnos por exigir respeto por lo que realmente vale nuestro trabajo.

¿Y cuánto vale mi trabajo? Eso queridos amigos tiene una difícil respuesta, ya que está en vosotros. ¿Con que producto trabajas? ¿Cuál ha sido tu formación? ¿Te sigues reciclando? ¿Qué ofreces en tu salón? ¿Tu cliente queda satisfecho? ¿Dónde está situada tu peluquería? ¿Inviertes en marketing? ¿Cuántos empleados tienes? ¿Cuánto cuesta tu alquiler? ¿Y tus gastos? ¿Cuánto quieres ganar?

Exige un alto grado de auto-crítica, y quizás nos bajemos de golpe del pedestal en el que creíamos que vivíamos, pero es bueno analizar bien lo que nos pasa, lo que sucede en nuestro salón e invertir tiempo en mejorar nuestras debilidades para volver más fuertes que nunca!
No significa que todos tengamos que crear peluquerías de lujo, simplemente una mejora en nuestro salón puede permitirnos subir los precios y a la vez ganar clientes. 


El problema en muchos casos es que hemos abierto las puertas de nuestros negocios sin pensar, sin haber hecho un estudio de mercado previo, sin fijarnos unas metas a nivel empresarial, sin un plan de marketing, sin saber lo que es el sell in y el sell out, como optimizar el tiempo o mejorar la relación de nuestros equipos. 

Muchos de los que leáis estas palabras abriréis los ojos como platos y es que esta es otra realidad. La mayoría de las peluquerías no tienen un empresario detrás, sus dueños llenos de sueños se aventuraron sin más conocimientos que los técnicos y sin ayuda de nadie han toreado las inclemencias que cada año nos azotan.

Por eso creo que ha llegado el momento de dar un paso más como profesionales, seguir estudiando, seguir preparándonos y abrir la mente al mundo empresarial, a la publicidad y a la venta, es nuestro deber no dejar de formarnos a todos los niveles.

Mejoremos desde como atendemos el teléfono, la gestión de la caja, el sistema de recepción, los servicios, la atención al cliente, la música, el seguimiento de nuestro trabajo con nuestros clientes. El mercado nos ofrece millones de alternativas, simplemente tenemos que estar abiertos a probar diferentes soluciones a nuestros problemas. ¿Como esperas obtener una diferente respuesta, si siempre haces la misma pregunta?

Si estás leyendo estas palabras, si sientes que algo no va bien en tu negocio y aspiras a más. Pide ayuda, consejo a quien te lo pueda dar, asesórate y busca toda la información posible. Quizás solo tienes que cambiar de local, a lo mejor solo con cambiar la pintura de tus paredes es suficiente para volver a empezar, pero si lo haces; hazlo bien.

Sé que da miedo. Pero debemos salir de la tan famosa área de confort.

Qhair es un proyecto muy interesante en el que podéis buscar ejemplos de éxito, Facebook nos permite relacionarnos con profesionales del sector dispuestos a unir y a compartir. Hay mucha gente trabajando duro para prestigiar la profesión. Sigamos sus pasos y entre todos lo conseguiremos. Os propongo un pequeño paso para mañana por la mañana;
Mírate al espejo, levanta la cabeza y con orgullo dí ; soy peluquer@ y adoro mi profesión.

Y después de plasmar mi opinión; yo lo grito!
ESTOY ORGULLOSA DE SER PELUQUERA!!!! Aunque a mi madre le hubiese encantado que saliera abogada!


Gracias por leer mis palabras! A seguir creando y compartiendo!

Esta va por vosotros!!!

miércoles, 5 de marzo de 2014

De como una idea se transforma en realidad

Hace muchos años que mi mente crea universos paralelos, fantasías de las que a veces no puedo escapar, ideas de negocio a las que siempre encuentro excusas para no llevar a cabo.
Creo que todos vivimos una gran parte de nuestras vidas en nuestros sueños.
Cuando hablamos de personas importantes, de aquellas que admiramos por sus logros, solemos preguntarnos ¿como lo han conseguido?

Historias como la de la creación de apple, facebook, incuso la del chupa chups o la fregona! nos enseñan que las diferencias entre los sueños y la realidad reside en la acción.

Nuestros miedos, nuestras inseguridades, son los mayores frenos. Hoy, desde mi pequeña ventana, quiero animar a aquel que me lea a que pase a la acción.
Sé que tienes un proyecto en mente, sé que posiblemente las personas que te rodean piensen que es arriesgado, que te animen a no dejar tu trabajo estable o que alienten a esa parte que nos ata a nuestra zona de confort. Yo te invito a que te lances. Se que no te conozco, se que no conozco tu situación personal, pero mi experiencia y la de otras personas que han salido de esa área tan segura y protectora me llevan a escribir estas palabras.

Durante cinco años trabajé en una empresa de éxito, con un buen sueldo que me permitía comodidades que ahora veo lejanas y puede que jamás las vuelva a vivir. Cuando abandoné mi trabajo, mi ciudad, a mi familia y amigos, estaba aterrorizada. Sentía un miedo y una inseguridad como jamás la había sentido. A continuación pase por temporadas de autoboicot y la confianza en mi misma se vio debilitada llegando a límites jamás experimentados. Pero a pesar de todo eso, una voz en mi interior me pedía que siguiese adelante. Que no buscase la gratificación inmediata. Hoy sigo sintiendo esos temores, pero cada vez estoy más segura que la felicidad que me reporta luchar por mi sueño es única. El sentimiento de ser fiel a ti mismo, de aportar algo a tu entorno, de poder crear aquello que siempre tuviste almacenado en tu carpeta de sueños, para mí es el mayor de los logros.

No busco fama, ni dinero fácil, no busco la gallina de los huevos de oro, ni siquiera ser un ejemplo a seguir. Busco ser feliz trabajando, sentir que he pasado de la fantasía a la acción aporta seguridad, mucha más que un sueldo fijo.
Así que de nuevo solo puedo invitarte a lanzarte a lo desconocido y a ser fiel a tus pensamientos, a luchar hasta que te quedes sin aliento por transformar esa materia impalpable en realidad.
Y si algún día quieres compartir conmigo ese momento, aquí estaré para leerlo y alegrarme por tí.


Hoy brindaré por todos esos sueños que la gente que me rodea está cumpliendo.

Yo seguiré desde aquí, desde mi ventana, creando y compartiendo!