jueves, 31 de julio de 2014

Que no te roben la idea!

No podría contabilizar las ocasiones en las que alguien me ha dicho “ten cuidado, que no te roben la idea!”.

Desde pequeña he gozado de una singular fantasía. He tenido ideas divertidas, productivas, alocadas! Pero no todas las he llevado a cabo.

Las ideas están sobre valoradas.

He tenido tantas que alguna vez he pensado que podría venderme como máquina de ideas! Algunas de ellas completamente millonarias, lo sé! Al fin y al cabo en tu imaginación son tan potentes como tú decidas que lo sean.

Pero la experiencia me ha demostrado que una idea es solo eso.
Pertenece al campo de la ilusión, de la fantasía, de la imaginación, de lo que no es real aunque pueda llegar a serlo.

La diferencia entre esa idea sin valor y un proyecto rentable es el trabajo y el esfuerzo que lleva transformar una materia etérea en algo físico y real.

Cuando conocemos las historias que se esconden en la fundación de empresas como Apple encontramos mucha motivación para comenzar. Tu idea y tú sois únicos e indivisibles, otras personas estarán teniendo tu misma idea en diferentes partes del mundo, incluso en tu misma ciudad, puede que incluso tu vecino. ¿Que más da? El siguiente paso es diseñar, financiar, buscar capital humano, promocionar, vender y quien sabe cuantas cosas más necesite tu idea para salir a la luz tangible y palpitante.

Piensa en cuantas de tus ideas has llevado a cabo. Ni es tan difícil, ni es tan fácil, ¿verdad?

Que nadie tenga miedo del ladrón de ideas! Cada individuo toma sus propias decisiones, tiene su propia visión y su propia ejecución, tiene sus contactos, su propio talento.
El ladrón de ideas es otro fantasma que acecha nuestros sueños y los transforma en pesadillas, alimenta el recelo y provoca que nuestra maravillosa idea acabe almacenada en un cajón de sastre, esperando al momento oportuno para retomar su confección. El ladrón de ideas eres tú.

Desde aquí te animaré a todo lo contrario, a que comentes tus ideas, no es necesario que las grites a los cuatro vientos ni se la propongas a un claro competidor. Se trata de que selecciones bien a tu interlocutor.
Cuando tentemos ideas debemos comentarlas con cuantas más personas mejor, que nos den sus opiniones, que sus experiencias nutran nuestro creciente proyecto. Porque es en ese momento, en esa fase gestacional, cuando toda información del exterior moldeará esa genial idea y la transformará en algo productivo.

Si te lo guardas todo y lo lanzas al mercado sin más, el porcentaje de fracaso asciende a un 98%.

Hablar sobre tu idea no solo te ayudará a perfeccionarla, también te ayudará a materializarla.

Busca expertos que puedan aportarte información útil, y aléjate de aquellos que tienen aún más miedo que tú y que solo aportarán opiniones basadas en la desconfianza y la inseguridad. Cuando tu idea sea un proyecto de éxito y real! Verás como esos mismos pájaros de mal agüero te felicitan y te dicen lo mucho que confiaban en ti.

Cuando deje de ser una idea, cuando la hayas bajado al plano terrenal, la hayas testado y sientas que de verdad va a funcionar, protege tu proyecto.

Como ves, hemos dejado atrás la protección de ideas para pasar a hablar de la protección de proyectos.
Pero eso amigos, creo que nos dará para otro post!

De momento dejarme que os invite a mi nueva idea hecha realidad


facebook.com/swankyladies                                  




A seguir creando y compartiendo!! Un abrazo!

jueves, 17 de julio de 2014

La suerte de tener buena suerte


Recuerdo a una persona, con la que compartí un pedacito de este camino llamado vida,  que cuando tenía éxito en alguno de sus proyectos era debido a sus innumerables virtudes y cuando fracasaba era a causa de los innumerables defectos de los demás. Otro estereotipo de persona es aquella que sufre las incontables desdichas producidas por su mala suerte y que a su vez los éxitos de los que le rodean son gracias a que nacieron con estrella.

En mi opinión la mayoría de los sucesos que vivimos en nuestra vida son consecuencia de una acción pasada.

Cuando hablo de acción no solo me refiero a una acción física, creo en un motor más fuerte que el propio corazón. El cerebro es la máquina que todo controla.

El 90 % de nuestros pensamientos son imaginaciones, solo un 10% son hechos.

Cuando decidimos aventurarnos en un proyecto es porque hemos pasado del mundo de las acciones pensativas a las acciones físicas. Del dicho al hecho hay mucho trecho, dice el refranero español. Y es que no hay más gran acción que un primer pequeño paso.
Pero antes de ese primer paso existe un proceso, muchas veces inadvertido, del que quiero escribir esta noche.

Cuando pensamos, cunado imaginamos, cuando soñamos, cuando hablamos, emitimos unas vibraciones que pueden ser positivas, negativas o neutras. De manera que cuando algo nos ilusiona especialmente vibramos en positivo o cuando algo nos entristece vibramos en negativo. Hasta aquí la parte sencilla.

La diferencia que existe entre aquellos que tienen buena estrella de los que nacieron estrellados reside en esas frecuencias vibratorias y con el pensamiento se pueden cambiar.

Punset explicó en una ocasión que si un día triste sostienes un lápiz entre los dientes durante un tiempo prolongado tu cerebro interpreta que estás sonriendo y producirá más cantidad de serotonina, la hormona de la felicidad, transformando así tu estado de ánimo.

Por ello debemos dedicar más atención a nuestros pensamientos y a nuestras palabras.

El pensamiento y el lenguaje positivo no forman parte de ninguna secta de personas que fingen ser felices. Los deportistas entrenan a diario sus músculos corporales para que ofrezcan el mejor rendimiento posible en su profesión. Si tú entrenas tu cerebro aprendiendo a dominar tu vocabulario y su efecto, mejorarás su rendimiento. Si cambias tus hábitos alimenticios tu calidad de vida puede mejorar sustancialmente, así como si cambias tus hábitos reflexivos  podrás mejorar tu suerte.

Pondré un ejemplo.  Todo lo que aquí he escrito no deja de ser el resumen personal e intransferible de un tema que me apasiona, del que si me invitáis a una cocacola podría hablar horas y horas, con pedacitos de Punset por aquí, de la ley de la atracción por acá y del libro “ el elemento” por allá.

Durante un periodo de más de tres años viví toda clase de “castigos divinos”, sentí que un Alien me tenía fichada desde su observatorio interestelar y provocaba toda clase de infortunios en mi vida. Por ese entonces no sabía que el sentimiento de culpa era el causante de mis desgracias y ningún complot universal tenía que ver con mi dicha.

Muchas veces exclamé aquello de “ya basta”, “me merezco ser feliz”, pero mi vida se retorcía más y más.
Así que tras unas cuantas sacudidas, unas cuantas heridas, y sentir que no había podido caer más bajo, mirándome al espejo sinceramente tras muchos años de culpar a los demás, aparecieron en mi vida una psicóloga y su tratamiento, mucha lectura y personas increíbles de las que no puedo estar más agradecida. 

Mi estrella había decidido despegarse del asfalto y volver a brillar en el sitio que le correspondía.
Pero no podía ser casual, alguna razón existía para experimentar un cambio tan radical en un periodo bastante breve.

No tardé tiempo en darme cuenta de que la que había cambiado era yo. Mis palabras hacia mí misma, mi actitud hacia mí misma, mi autorespeto y la tan afamada a la par que desconocida autoestima habían aparecido por fin!

Por primera vez, en más años de los que con mis manos puedo contar, había decidido ser feliz, de verdad creí que debía ser feliz, y de los deseos pasé a la acción. Me alejé de las personas que, como siempre me dijo mi querida Marta, no suman sino restan. Invertí más tiempo en aquellas que me quieren por como soy, aceptando mis defectos como parte de un pack indivisible. Me permití viajar, disfrutar de la vida, perdonarme a mi misma y aceptar mis errores. Comencé a vibrar de otra manera.

Definitivamente, toda mi vida cambió.

Hoy puedo decir que he hecho cosas de las que no estoy orgullosa, pero entiendo cómo y porqué pasaron. Aprendí a ser más fuerte, menos víctima y más responsable.

Dejé de creer en la suerte y pasé a crear mi suerte.

Hoy os invito a empezar por analizar vuestros pensamientos. Si no son positivos, cámbialos, busca el lado bueno de lo que vives. Si puedes imaginar que tu proyecto va a fracasar significa que puedes imaginar los éxitos que puedes experimentar.

Y sin más, espero haber ayudado con mis palabras a la persona que, como yo en su momento, se haya cansado de ser una víctima de la madre naturaleza y quiera crear su propia buena suerte!


Un abrazo y a seguir creando y compartiendo!